Vídeo mapping es la técnica de creación de vídeos e imágenes que se proyectan sobre objetos tridimensionales y, casi, sobre cualquier superficie (edificios, obras de ingeniería, etc.) haciendo que se modifique su apariencia o el espacio que se ha utilizado como pantalla. El vídeo mapping es una técnica muy dinámica, que va más allá de la proyección convencional. La luz, la perspectiva y el sonido son elementos imprescindibles para conseguir unos resultados espectaculares.
En animación 3D, utilizando ordenadores y potentes herramientas informáticas, los elementos, personajes y escenarios se construyen o modelan en 3 dimensiones.
Ambas técnicas tienen múltiples aplicaciones en arquitectura, destacando edificios con valor histórico o arquitectónico, presentación y lanzamiento de productos, campañas publicitarias, escenografía, eventos, películas, programas de TV, páginas web, etc.
La proyección Vídeo Mapping tiene su origen en las famosas representaciones de las sombras chinas, que comenzaron a utilizarse en el mundo del teatro de la dinastía Han (206-220 AC). No pretendían adaptarse a las superficies reales y deformarlas, pero se podría decir que es el antecedente primitivo de lo que hoy en día conocemos como Vídeo Mapping. Lo único en común que tienen este antiguo arte y el moderno es el elemento básico de la luz.
En el s. XVII las sombras chinas en el teatro se popularizaron y llegaron a Europa occidental. El siguiente paso en la historia del Mapping fue la famosa “linterna mágica”, consistente en la proyección de una secuencia de imágenes sobre una pantalla de grandes dimensiones. Constaba de proyección de luz y de recursos ópticos para crear las imágenes. En su inicio se popularizó entre la gente de clase alta, pero pronto se pudieron ver pequeñas proyecciones en las ferias donde siempre se intentaba innovar e impactar al público.
A finales del s. XVII, se inventó la fantasmagoría, que consistía en un proyector más sofisticado compuesto por una mezcla de distintas linternas mágicas a las que se les añadieron ruedas, junto con proyectores frontales, retroproyecciones y proyecciones sobre elementos sólidos. En el siglo S. XIX con los avances tecnológicos, las fuentes de luz, la incorporación de las fotografías de placas de vidrio y la mejora de las ópticas, la fantasmagoría se sofisticó bastante más.